QUINIELA ONÍRICA

Nuestros lectores nos hacen llegar sus sueños para que le traduzcamos el sentido o bien interpretemos como deberían conducir su vida en la vigilia a partir de lo sucedido durante la vida onírica. Como somos lo suficientemente terrenales consideramos que si de algo sirven nuestras inconclusas pero certeras orientaciones es para hacerse de un mango extra en la timba. Corre y juegue el número a la cabeza y si pierde ya sabe qué hacer con la suya.


Roberto de Villa Hipódromo (48 años/peluquero)

“Sueño en reiteradas ocasiones que le corto el pelo a una mujer y mientras le corto, más crece. El pelo termina por ocupar toda la peluquería y me despierto con una sensación de asfixia”.

Roberto: qué manera absurda e imaginativa de propiciarse la fuente de trabajo. Por cierto, avísenos dónde queda su peluquería, así se lo hacemos saber a los demás lectores, porque su sueño es de una estafa sin precedentes y usted un ladrón. ¡Corra a jugar al 79!


Agatha de Cutral Có, Provincia de Neuquén (35 años/ odontóloga) 

“Caminaba hacia una gran fábrica que parecía abandonada, al llegar me doy cuenta que no estaba abandonada como parecía. Entro, no hay nadie, las máquinas están trabajando. Transportan cantidades de dulces de colores, gomitas, chupetines, malvaviscos, caramelos ácidos, rellenos y masticables. Me paro frente a una cinta transportadora de gomitas y me las empiezo a comer sin parar.  Se me pegan en los dientes, las muelas se empiezan a aflojar. Trato de sacarme las gomitas con los dedos y me quedo con los dientes en la mano. Los dientes se van corriendo y se escapan por la ventana donde había una lechuza mirándome.” 

Agatha: En momentos de cuarentena hay que aflojarle a los dulces además no tiene chance de hacerse los tratamientos de conducto. Le recomiendo jugar el 37 a la cabeza.


Silvano, analista de sistemas, Kilómetro 8.

“Soñé que era una mujer en el momento de la elección de la reina de la vendimia. Me nombraban como ganador y se daban cuenta que era un farsante. Empezaba a correr y sentía que había algo que no me dejaba respirar, resulta que tenía un barbijo de cuero de carpincho. Llego a una casa a pedir ayuda y al abrir está mi padre con galera tomándose unos lavados. Atrás un caballo que me da miedo. Me desperté en medio de la noche muy nervioso”

Estimadísimo Silvano: La actualidad retrógrada de su sueño sorprende. Buen detalle el del barbijo, muy moderno, aunque claramente su nombre debiera ser Juanito Schreber ya que es un clásico sueño que quién no ha tenido. Jueguele al 01 querido obsesivo, no hay otra.