Mientras el Covid19 azotaba a nuestra aldea global y enfrentamos una vez más a la naturaleza hiperpotente que nos somete, una de las tres fuentes de sufrimiento que describe Freud en el malestar en la cultura, Pedro Almodóvar rodaba en tiempo récord una libre adaptación del monólogo del poeta, dramaturgo y escritor, Jean Cocteau: La voz humana.
Cabe mencionar que, originalmente La voz humana (La Voix humaine) es una ópera en un acto para un solo personaje, basado en la obra de teatro homónima de 1930 y que ahora es representada en el celuloide de la mano del director manchego protagonizado por la camaleónica e inconfundible Tilda Swinton.
La obra ha tenido presencia en la filmografía de Pedro Almodóvar a través de los años y su filmografía. La primera aparición data de 1987 en la “Ley del Deseo” con el rostro de Antonio Banderas. Posteriormente la vemos, con referencias más claras en cuanto a comedia dramática, en “Mujeres al borde de un ataque de nervios” de 1988. Ambas abriendo con una escena que anuncia parte del argumento y la temática del modo más sugerente posible y representando versiones más o menos evidentes de la obra en cuestión.
En el presente corto Almodóvar, otorgándole mayor fidelidad al texto original, explora con soltura los temas y las formas que han estado presentes a lo largo de su carrera. La feminidad, el desamor, la soledad y el abandono.
Es así que, aprovechándose de las posibilidades brindadas por la pandemia, que pone de relieve, y en definitiva al descubierto, la importancia de la voz para corporizar la presencia del otro; un casi al modo en que lo hacemos los practicantes de psicoanálisis en un diván, o como ha empezado a darse más frecuentemente en nuestros consultorios a partir del distanciamiento social con la utilización de llamadas, videollamadas y distintos softwares y dispositivos.
En cuanto a la película y en una suerte de sinopsis, vemos a una mujer y a un perro a la espera de su amante, quien hace varios días no regresa. Ella intenta por todos los medios remediar su ausencia, incluso atacando el vacío que reviste la ropa de él luego de comprar un hacha para desgarrar las piezas de un traje que la acompañan en su lecho.
Cuando él se hace presente, telefónicamente, ella se muestra complaciente, resuelta, empoderada pero recibe la confesión de que él no volverá ni siquiera a buscar sus pertenencias. Ella, el principal personaje y al único que escuchamos durante la treintena de minutos que dura el film, deja caer su mascarada y atraviesa ese momento, de extravío de cordura, verborragia, en donde se presenta la verdad más cruda: la desesperación ante la pérdida del amor.
No es acaso esto a lo que nos tiene acostumbrados Almodóvar… la confrontación con estos personajes atravesados por momentos de extrema locura y desesperación, donde luego de tocar fondo, no sin la maravillosa estética que albergan sus películas y sus personajes, encuentran alguna forma de salida, otra solución posible, siempre singular. Presentando personajes y situaciones que incomodan, donde lo bonito se vuelve ominoso, pero nos acercan al lado más oscuro de lo humano, algo que surge para todos de tanto en tanto, y no sin ese momento, es que se encuentra alguna resolución o desenlace.
Es así que nos arriesgamos a interpretar la posición de Almodóvar como la de un analista que empuja a sus personajes hacia el extravío de todo sentido, de toda lógica, y de vuelta.
Resuenan valiosas las palabras de Lucrecia Martel en su discurso dedicado al director en el Festival de Venecia de (2019):
“Inundó nuestra mente con invenciones que no necesitan de gran presupuesto sino de honestidad provinciana. Esos livings de empapelados desquiciados, de enfermeros amantes, las alfombras animal print, los peinados de spray, las mujeres asimétricas, los aros de cafetera nos hicieron más libres. Nos liberaron del buen gusto, de la buena educación, de la moral mezquina de los que se llaman a sí mismos normales. Nos liberaron de la claridad de los lazos familiares, nos reconciliaron con la estupidez, con los refranes incomprensibles, con los malentendidos (…) No hay deber ser en la ética de Almodóvar. Hay obligación de crearse, obligación de inventarse”.
Entendiendo así que Almodóvar nos confronta siempre con cuestiones de otro orden, con el goce Otro… ¿Quién no quiere ser una chica Almodóvar?
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La Voz Humana. (The Human Voice)
Créditos y reparto.
Director: Pedro Almodóvar
Guión: Pedro Almodóvar
Director: Pedro Almodóvar
Guión: Pedro Almodóvar, Jean Cocteau
Género: Drama
País: España, Estados Unidos
Idioma: Español, Inglés
Duración: 30´
Trailer:
Sinopsis.
La trama de La Voz Humana se centra en una mujer (Swinton) que espera desesperadamente la llamada de su ex-amante, con quien compartió los últimos cuatro años de su vida, pero ahora la acaba de abandonar a ella y a su perro. Finalmente, el hombre llama para pedir que le alisten sus pertenencias en una maleta para pasar a recogerlas, pero ese momento nunca llega. A partir de ahí, esta mujer tiene que aprender a lidiar con una montaña rusa de emociones que le provoca el abandono de su amado y el tremendo sentimiento de vacío y soledad. ¿Cómo se llena el vacío de un lugar que fue construido para ser compartido por dos?.
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Agostina Piazza
Apasionada por las actividades que tocan al cuerpo, especialmente la danza.El cine como modo de atravesar la adolescencia. Me gustan los dimes y diretes ortográficos. Dueña de una risa particular. Practicante de psicoanálisis. |
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Juan Pablo Vozza
Empedernido degustador de comics, cine, música, psicoanálisis y sus convergencias. |