Conversando con el otro. Con un otro llamado Federico Calandria. Lo llaman además Fede, lo nombran diseñador, artista y su hija Juani también le dice papá.
¿Qué pregnancia hay de tu formación como profesional al momento de crear una obra?
Yo soy diseñador gráfico de profesión egresado de la UNC pero me dedico más al arte. Hago murales y me resulta difícil definirme porque hago de todo un poco, hay veces digo que soy ilustrador, a su vez estoy aprendiendo a tatuar, digamos que estoy experimentando. Otras veces me nombro como artista, pero eso suena pretencioso. Me digo artista en tanto me gusta y me permito crear cosas y voy a su vez buscando distintas técnicas para crear. Me dedico al arte de crear cosas, visualmente, desde las esculturas, desde la animación, con los tatuajes, con las ilustraciones. Van cambiando los soportes, las técnicas, pero siempre estoy creando algo, soy un creador, aunque suena pretencioso también decirlo y lo es, soy un laburante en definitiva (risas).
¿Se puede afirmar que existe en vos una relación directa con el arte a partir de la creación?
Si, a mí me gusta crear. Crear lo que quiero crear, eso disfruto. El proceso de la creación, el esfuerzo que hay detrás de la obra plasmada.
¿Cómo funcionan en vos los conocimientos adquiridos? ¿Te potencian o te limitan?
Constantemente, una cosa y la otra. Yo toda mi vida me he dedicado de algún modo al arte, pintaba, dibujaba. Después empecé a estudiar la carrera de diseño y eso me cambió un poco la mentalidad. Consideraba que el arte y la pintura estaban muertos o que ya estaba todo hecho, digamos que me volví muy cerebral. El diseño te hace trabajar mucho con conceptos, con conocimientos e ideas y el arte es más desde el costado de la expresión. Entonces me pasaron dos cosas, tuve como una etapa antiarte pero también asfixiante. Después me cansé de pensar y empecé un taller con el pintor Ángel Gil, ahí pintaba a lo loco como hacía mucho no pintaba, era muy expresionista y sacaba desde adentro sin pensar, esa era la consigna y que saliera lo que saliera.
¿Se podía poner en suspenso el pensar?
Se podía y esa era la consigna y pude sostenerla. Ahora he tratado de hacerlo y no me sale. Incluso en aquel entonces era una etapa muy oscura, eran los finales del 2001 y las pinturas por ende eran oscuras, densas, muy expresivas y negativas. Después eso fue pasando y empecé a conciliar más cosas del diseño y se produjo la combinación de ambas. Pase digamos de hacer dibujos chiquitos, en miniatura, historietas a un formato grande con la técnica más expresiva. Luego todo lo contrario, me volví mas pop, colores planos, todo más pensado y ese fue de algún modo el desarrollo. Y ahora estoy en otra crisis, estoy aprendiendo a tatuar para cambiar de aire, voy a armar una novela gráfica, no me gusta que me encasillen y no me gusta quedarme encasillado, es como una alergia, como que digan que tu estilo o es muy reconocible aunque comercialmente eso te favorece y la gente te conozca masivamente.
¿Cómo se constituye la identidad del artista?
En mi caso se da de una manera muy natural porque siempre estoy haciendo mil cosas y en muchos ambientes distintos. Es una manera que tiene sus características pero que no ha sido buscado, se ha dado y se va dando solo.
¿Hay una inercia que avanza hacia un lugar, al siempre lo mismo y que vos con esfuerzo y que con cierto método le haces la contra?
La idea es ponerme incomodo constantemente, ponerme a prueba y hacerle bullyng al ego. Cuando vos sabes que algo funciona y sabes que a la gente le gusta el que pierde es el arte. Si voy a hacer algo que ya sé cómo va a quedar no me gusta, ¿para que tendría que hacer eso? no tiene sentido. Es necesario crearse la sorpresa, lo nuevo, lo inédito. También hay dos modos, el modo diseñador que de alguna manera lo tengo y me hace pensar en el otro, entonces hay varias personas dentro mío discutiendo, no es todo tan simple, es complejo, pero en general me pongo a pintar y pinto. No puedo pintar sobre lo que los otros quieren, por eso deje de ser diseñador gráfico, no me bancaban que me dijeran lo que tenía que hacer o que me impusieran las condiciones.
¿Cómo resultó tu desembarco en la carrera universitaria?
Me gustaba mucho la carrera, el contenido, las materias, por ejemplo semiótica, psicología, te enriquece mucho. Como artista plástico lo mejor que me podía pasar fue estudiar diseño porque eso te da una visión de síntesis, de composición, te da elementos que en otro lugar no están. También tengo que decir que aprendí mirando, pintando por lo menos en caso.
¿Se aprende a pintar?
Se aprende, claro. Hay un debate instalado en esa cuestión de si naces con un talento o lo aprendes, no lo tengo claro, para mí es un poco cada cosa. He visto gente talentosa quedar en el camino también y creo que el arte es mucho más laburo que talento. Y sobre todo es tener una visión clara de lo que queres y le das para adelante y esa visión la aplicas a lo que hagas. Lo más difícil para mí y a su vez un desafío es construir una visión que este copada, eso diferencia un artista de un talentoso.
¿Sos de estar satisfecho con la obra o más bien perteneces al tipo que se frustra?
Me frustro constantemente. Los cuadros que veo en mi casa me estresan porque los miro y me digo lo que tendría que modificarle, arreglarle. No soy de trabajar durante mucho tiempo en una obra entonces después las veo y las arreglaría. Pero hay otros laburos de los cuales estoy orgulloso y no le cambiaría nada. Ahora me estoy haciendo amigo del error, creo que el error no esta tan mal ahora que todo es tan perfecto el error es un sello personal. Me pasa que en su momento hice un laburo y hoy lo veo y lo pienso diferente porque depende del momento y de las ideas y el sentir de ese momento.
¿Esto te permite de algún modo poder establecer un recorrido y ver ahí una mutación de las obras y por supuesto de tu persona también?
Justamente. Hablando del arte y del artista, ser artista no es solo hacer una obra sino construir una especie de trayectoria, toda una vida es ser artista, que vas construyendo todo el tiempo y vez retrospectivamente y esa es la obra, no es una obra, son instantes.
¿Cómo crees que se llevan el adjetivo famoso con el artista? ¿Es una buena pareja?
Es raro lo de la fama. A veces me dicen que soy famoso y yo no lo soy pero si me parece raro que hay gente que me conoce y yo conozco. La fama en si te abre puertas y te permite ciertas cosas, uno incluso busca trascender en lo que hace y ser reconocido. Pero es un arma de doble filo, porque no hay que perder el foco en lo que uno hace y hay veces que la fama puede alterarlo todo.
¿La fama puede hacer que uno no quiera renunciar a hacer lo que uno hizo por lo cual fue reconocido?
Claro y a medida que te vas haciendo más grande sentís más esa impresión. De pendejo tenes otra libertad porque eso tal vez no trasciende. Yo ahora si hiciera un cambio grande quizás hay gente que dice “mira, eso cambió”. La fama es algo raro y todavía no termino de procesarlo, en las redes me pasa que tengo miles de seguidores y pienso en que subir, y no está bueno eso. Empezas a editar que mostrar y que no.
¿Y esto de los seguidores te hace ser consciente que lo que haces repercute en el otro?
Yo tengo un control de lo que quiero decir, quizás para eso hay un control a través de una idea clara y si me gusta generar un cambio o un debate por lo menos. Sí, me tomo el tiempo para pensar y editar lo que subo. Es un arma de doble esa exposición porque por un lado podes llegar a más gente y transformar a gran escala pero tenes que estar atento a lo que exhibís.
¿En términos de reconocimiento preferís el de las multitudes o el de dos o tres personas a las cuales que vos consideras con estima?
Mil veces más me interesan ciertas personas. En dos mil me gusta no me fijo quienes son, pero si entre esos está el de una persona que valoro y que sé que tiene un buen criterio digo “mira que piola”. Tampoco leo los comentarios para no enroscarme con eso.
¿Del lado del artista sentís que te cabe la responsabilidad del denunciante, de aquel que tiene que estar mostrando lo que sucede como un modo de visibilizar la realidad?
No necesariamente, no es una obligación. Lo más importante de un artista es que se mueva con libertad y sin miedo. Incluso en esta época donde tiene que ser políticamente correcto uno no debe de renunciar a esa libertad. En mi propia obra tengo de todo, algunas es más baja línea, otras delirante, otra que es estúpida, otra light y otra que no es nada. Mi serie de mundo humanoide la uso o la aprovecho para compartir una reflexión sobre cosas que suceden a mí. Sobre todo cosas que me suceden entonces es como un autorretrato y después veo que a mucha gente también le sucede, lo mismo o similar.
PH: Juani Calandria
Decías que parte de tu obra es delirante. En relación al paso por la universidad y su modo de objetivar ¿cómo sobrevive ese costado aun después de ese adoctrinamiento? Porque cosas tan alejadas de la universalidad y de los estándares como el delirio.
En mi caso es ese estado de juego, de niño. A la hora de crear trato de no pensar y muchas ideas surgen cuando no estoy encima del papel y estoy haciendo otras cosas. Es una manera en la que salen las ideas más creativas, justamente ahí donde no se piensan. La data que has aprendido la aplicas después no antes. A esa idea que surgió, luego elegís la mejor manera de expresarla, con que técnica. Tengo pilas de dibujos, son ideas, solo yo las entiendo y hay veces que busco ahí y encuentro cosas que me sirven para expresar lo que quiero, entonces busco la mejor manera para desarrollarla. Hay veces que pasa por tratar de deconstruir todo aunque también puede ser insoportable.
¿Has pasado por la experiencia de hacer algo de una manera contraria a la que te habían enseñado? Como si de algún modo fuera por delante un modo tuyo y detrás la técnica.
Sí, me sucede, constantemente y esta buenísima la sensación que sentís de romper algo y encontrar algo nuevo y en mi caso que soy autodidacta y trato de romper y entender lo que surge, pero también fracasas muchas veces pero elijo eso porque te abre puertas que desconocías, salir de las estructuras y de las leyes y de lo que hay que hacer. Es infinito, siempre hay una respuesta nueva. Hay algo liberador en eso, algo animal en el transgredir esas leyes. Vivimos la vida cotidiana con mucha opresión, con mucha presión entonces en los pequeños actos transgresores hay algo que te hace sentir conectado a algo superior. En el campo del arte ese margen es mayor, incluso te diría más, es necesario. En otros campos ese margen de libertad se solapa, se esconde, hay muchos experimentos que se hacen y desconocemos.
Sobre las distancias con uno mismo ¿Federico Calandria seria tal sin la experiencia de la universidad?
Es una pregunta existencial (risas) hubiera sido Federico Calandria de otra manera, tal vez mejor o peor, pero en lo personal es una experiencia que me aportó pero eso es entrar en el terreno de las especulaciones. Por lo menos estudiar diseño, también la formación de la escuela secundaria, yo la hice en el CUC, pero en la primaria, creo que no debería de haber ido siquiera a la primaria porque estuve siete años encerrado ahí y no me gustaba ir y todavía veo ponerse las hojas amarillas y me da angustia. Me gustaba quedarme en mi casa dibujando y jugando, estar siete años encerrado ahí para aprender a leer y a escribir no tiene sentido. Podría haber aprendido mucho más de otras formas. Es una manera de inserción social pero también de mucho adoctrinamiento la educación. Me hubiera gustado ser una versión mía sin tanta educación formal.
Vos te preguntas que sería de vos sin ese adoctrinamiento, entonces cabe la pregunta ¿teniendo esta versión sensible sobre la vida, que te llevó a decir voy a estudiar en una universidad?
Hay mucho de mandato social que se repite que para conseguir laburo hay que estudiar. Ese es el cuentito y es el que todos siguen y uno dice yo también lo voy a hacer. También me motivaba aprender, aunque yo consideraba que podía aprender por mi cuenta era un desafío que me interesaba a hacer. En realidad quería estudiar arte o diseño, pero pensaba que estudiando arte me iba a cagar de hambre, después aprendí que podes cagarte de hambre siendo artista, diseñador o abogado. Eso depende de uno pero lo aprendes después. Pero tampoco considero que haya sido un error porque me gusto estudiar diseño gráfico, más con los amigos y el entorno cultural que se gesta en ese espacio, es ahí donde aprendes mucho. Ahí circula mucha data y te enriquece más, es gente que está en la misma que vos y compartís los mismos intereses y eso enseña.
Se trasluce en vos esta condición de la escuela como castigo de un crimen que uno nunca cometió en relación a la obligatoriedad. Recordaba entonces el cuadro de Brueghel, en el cuadro de los ciegos en el que uno le sigue al otro y el primero va derecho a caerse a un pozo. Sobresale ese aspecto de mandato donde no caben las preguntas.
Eso pasa todo el tiempo y se me ocurre que podría ser parte del mundo humanoide. La idea sostenida en la pereza, en los animales ocurre cuando el paso hace huella y después van todos por ahí. El humano hace lo mismo.
Según lo que percibo de tu obra, pareciera que son el resultado de haberte salido justamente de esa huella.
Si, definitivamente. Yo soy raro, no encajo mucho en una sola cosa. Me mantengo independiente. No soy parte definitivamente de ninguna clase. Trato de mantener mi visión lo más pura posible. Me da curiosidad el pertenecer a una tribu urbana por ejemplo y hablar solo de la misma cosa.
Desde ahí uno puede pensar en un discurso religioso, donde no hay lugar a otra cosa, incluso con las metáforas que se condensa, por ejemplo el que habla solo de fútbol. El espíritu de la publicación es el contrario, es poner hablar al psicoanálisis con otros discursos.
Eso me parece esencial. Yo, me junto con amigos incluso de arte pero hablamos de otras cosas, me gusta enriquecerme, nutrirme de otras cosas sino te vas cerrando y te vas volviendo medio boludo. Juego al fútbol con amigos y después en la acequia tomando una birra hablamos de cualquier cosa.
¿Cuál es la dieta de la nutrición en tu caso?
Los murales, salir a pintarlos me saca de la zona de confort que es mi casa, me cruzo con gente, me pongo incómodo, me da frío, se rompe el auto, pasan cosas. Veo, miro. Con mi hija me nutro mucho, se llama Juana, tiene 16 años y tiene mucha data, nos retroalimentamos, también con los viajes me sucede eso y con la basura de internet, toda la porquería que circula.
Hay algo del desperdicio que sirve para otra cosa.
Claro, es como un reciclado de todo eso. Tratas de hacer algo artístico con eso. Hay veces que algo sale.
En este concepto de salir de la casa y la renuncia consecuente de la conformidad de una manera de estar que vos bien usabas ¿se puede pensar en eso como una manera lograda de sostenerse en la incertidumbre, en la sospecha y en la incomodidad?
Totalmente, tiene que ver con cuestionarse, soportar la incertidumbre y no saber qué va a suceder. Antes cuando no existían los celulares, vos quedabas en encontrarte con alguien y no llegaba y te comías unos garrones tremendos o si estabas en un lugar solo tenías que integrarte, ahora te pones con el celular y quedas aislado, pero antes tenías que pensar o aburrirte, está bueno eso, aunque no sea demasiado bueno pero eso te enriquece.
¿Dejamos de mirar?
Dejamos de mirar y de nutrirnos. Y si dejas de hacerlo te empobreces. Yo siempre tengo una duda, no sé qué seria si fuese más disciplinado y estructurado, pero no lo sé y he aprendido a convivir con esa no respuesta y con mirar lo que sucede a mí alrededor.
Ahora bien, para concluir…¿qué pregunta harías?
FEDERICO CALANDRIA
Soy un artista e ilustrador nacido en Mendoza, Argentina. Estudié Diseño Gráfico en la Universidad Nacional de Cuyo. En mi obra personal me dedico a la pintura, cómic, ilustración, muralismo, escultura, entre otras disciplinas dentro de las artes visuales.