¿A DÓNDE FUIMOS?
por Marcelo Valenti y Lucas Simó

Aventurados por la inquietud y por las sustanciosas fantasías de que algo nos ocurra, nos precipitamos hacia el modesto fenómeno llamado usualmente “salida” dispuestos a atravesar toda clase de inesperadas consecuencias. No seguimos ningún tipo de catálogo bien intencionado, tampoco guías eruditas, mucho menos movimientos de turbas escandalizas por la moda. Solemos dejarnos caer por aquellos lugares que a uno le hacen tiritar el alma y le entibian el corazón. En esta ocasión nos fuimos de paseo al Plus+Arte.

 

En el marco de un imponente paisaje ubicado en el Valle de Uco nos dimos cita en la inigualable Bodega Monteviejo. Invitados por la generosa amiga y colega Gabriela Nafissi, creadora y fundadora del Plus + Arte, fuimos partícipes de ese acontecimiento que concentra diversas manifestaciones artísticas. Hace años que la actividad se inaugura un día previo al festival de música llamado Wine rock y perdura más allá de el. Diferentes colectivos de artistas de la escena local, nacional y del ámbito internacional son protagonistas del encuentro, promoviendo intercambios entre movimientos expresivos y culturales, facilitando la accesibilidad de las obras  gestadas bajo una concepción de experimentación artística y en un marco interdisciplinar de abordaje.

En el texto «Homenaje a Marguerite Duras» Lacan nos recuerda «que en su materia, el artista siempre le lleva la delantera (al psicoanalista) y que no tiene por qué hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino». No discutimos entonces, ese saber particular del creador, que con su arte alcanza un bien decir – independiente de todo proceso analítico. El artista sabe crear un velo, por intermedio del cual nos confronta con el vacío, pero gracias al cual, asimismo, podemos permanecer allí, con los ojos abiertos. Se trata de una invención  para plasmar un discurso que a la vez que nos acerca a la cosa, nos separa de ella.

El artista sabe crear un velo, por intermedio del cual nos confronta con el vacío, pero gracias al cual, asimismo, podemos permanecer allí, con los ojos abiertos. Se trata de una invención para plasmar un discurso que a la vez que nos acerca a la cosa, nos separa de ella. Respecto de esa extraña amalgama de artistas y analistas, encontramos en esas alturas de la subjetividad una sublime palabra llamada SUBLIMACIÓN, que atañe a unos y a otros, pero es el mismo Lacan el que la rebaja el término al llamarlo ESCABEL, bajándolo un poco de los cielos, haciendo homofonía en francés entre Est-ce pas beau? ( no es bello? ) y escabel, como ven nos trepamos a la silla, nos elevamos hasta ahí, nos ponemos guapos ( diría Jacques-Alain Miller ), se nos suben un poco los humos a la cabeza… , del escabel resulta lo Bello, sería el nuevo nombre de la sublimación que el Arte buscó ( y/o encontró! ) desde el  origen mismo del ser parlante, tal vez nos quede realizar ese mismo recorrido, ese incesante esfuerzo de Poesía.

El Arte (no todo ) sin dudas lleva la delantera en sus modos de interpretar la época y de allí ese saldo favorable que podemos recoger los analistas.